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Este blog está dedicado íntegramente a la fascinante figura de Antonio Ruiz de Padrón, Diputado en las Cortes de Cádiz y en las de Madrid de 1820. Él fue el principal artífice de la abolición del odioso Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición española.

“Estoy seguro que nadie me gana en el amor que profeso a la libertad civil del ciudadano, libertad fundada en las leyes. Siempre he detestado hasta el nombre de vasallaje, como indigno de una nación noble y generosa que con asombro del mundo ha sabido sacrificar todo por su libertad e independencia. La nación no debe retrogradar un punto de la ilustre carrera que ha emprendido, y en la que ha dado ya pasos de gigante.”

Antonio José Ruiz de Padrón (1814)

 

SOBRE EL HOMBRE QUE QUEBRÓ LA INFAME INQUISICIÓN ESPAÑOLA

Antonio José Ruiz de Padrón nació en San Sebatián de La Gomera (Canarias), en 1757, y murió en Villamartín de Valdeorras (Galicia), en 1823.
Su vida fue un apasionante viaje por diversos países, ideas y movimientos religiosos, políticos y sociales de los siglos dieciocho y diecinueve. Esta figura puede considerarse, junto a la del escritor Benito Pérez Galdós, como la más relevante de su archipiélago natal.

Ningún otro personaje canario ha sido tan conocido y reconocido fuera de las islas. Fundamentalmente, su fama se debe a su labor como Diputado, en las Cortes de Cádiz, para lograr la derogación del Voto de Santiago y la abolición de la Inquisición Española. Aun siendo sacerdote, logró ambos objetivos. El resto de su vida transcurrió de manera novelesca.

RUIZ DE PADRÓN, imbuido del espíritu romántico de las revoluciones americana y francesa, luchó para instaurar en España una democracia liberal, cimentada en la plena soberanía del pueblo. Este clérigo, amigo personal de Benjamín Franklin y George Washington, mantuvo un firme respaldo a la libertad de conciencia que resultó decisivo para terminar con la Inquisición española.

FUE DIPUTADO por Canarias en las Cortes de Cádiz y, posteriormente, Diputado por Galicia en las Cortes de Madrid.

VIAJÓ a Filadelfia, Nueva York, Baltimore, La Habana, Roma, París, Madrid,… participando de manera activa en los grandes acontecimiento políticos y sociales de finales del siglo XVIII y principios del XIX.

SUS ENEMIGOS trataron de borrar su memoria; sin embargo, doscientos años después, renace su personalidad arrolladora y nos asombran sus ideas, avanzadas incluso para nuestros días.

 

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